¿Friends o The Office?

¿Friends o The Office? A ver quién ríe más y más lejos

Pros, contras y análisis comparativo (PERSONAL) entre dos de mis series de humor favoritas 

Friends (1994-2004, NBC) es la serie que todo el mundo conoce, en mayor o menor medida, y que ha formado parte de la vida de millones de jóvenes y adultos alrededor del mundo.
    Sinopsis: Esta serie narra las aventuras y desventuras de seis jóvenes de Nueva York. Rachel, Monica, Phoebe, Ross, Chandler y Joey forman una unida pandilla de amigos que viven en Manhattan y que suelen reunirse en sus apartamentos o en su bar habitual, el Central Perk.

The Office (2005-2013, NBC) es la famosa desconocida que se redescubre cada año un poco más desde que terminó.
    Sinopsis: Corrosivo retrato de los miembros de una empresa. Versión americana de una popular serie británica de la BBC del mismo título. El creador, Greg Daniels, trabajaba desde antes en series como Los Simpson o El rey de la colina.


Ambas son para mí grandes series. La primera la he llegado a ver cinco veces entera desde que la vi por primera vez en 2017 y la segunda unas tres desde que un amigo me la recomendó hace un año y medio. Y con las dos lo he pasado realmente bien, me he reído como nunca e, incluso, me he emocionado.

Pero a veces me pregunto cuál de las dos me gusta más o cuál es mejor y las analizo, y creo que este blog es el espacio perfecto para exponer todo lo que se me pasa por la cabeza cuando comparo ambas series. Dicho esto: empecemos.

AVISO: Como siempre, procuraré no destripar nada (o destripar lo menos posible). Pero, inevitablemente, algún spoiler habrá. Así que recomiendo a quien se quiera ahorrar los spoilers que no lean la parte de Personajes ni la de La decadencia.


Originalidad: formato y contexto

Friends es una serie fresca, original y funcional. Funciona como comedia en cada capítulo y estuvo funcionando diez años seguidos. El formato es el de una sitcom convencional, pero sin risas enlatadas (en la mayoría de ocasiones). El público en vivo aporta un toque de realidad a su comedia, algo de lo que carecen otras muchas series del estilo, como la escalofriantemente horrorosa The Big Bang Theory con sus innecesarias y detestables risas enlatadas. Esto por una parte.
     
    Por otra parte, hace ya un tiempo que vengo escuchando que Friends no se podría estrenar hoy en día porque sería políticamente incorrecta y probablemente sea cierto, pero, como toda obra, es hija de su tiempo y, sobre todo en este caso, es un reflejo de la juventud neoyorquina de mediados de los noventa y principios del siglo XXI. Y si lo tomamos como tal, sin el radar de lo políticamente correcto activado, actualmente podría triunfar. Que, en cierto modo, es lo que ocurre puesto que Friends nunca pasa de moda.

En cuanto a The Office, la serie empieza siendo una pastosa adaptación de la serie original británica The Office (2001-2003, BBC), pero mejora a partir de la segunda temporada, cuando se convierte en una serie brillante y magistral en muchos sentidos. El formato es el de un falso documental aparentemente aburrido, pero que entraña una montaña de risas y talento envidiable.

    Se podría decir que esta serie es el siguiente paso lógico después de ver Friends. Es más adulta y tiene menos miedo a los sabores cítricos de la comedia. Además, está metida de lleno en el inicio del actual siglo con todos los avances que eso requiere y que, por supuesto, se ven reflejados.


Humor: risas y llantos

No se entendería ninguna sitcom de los noventa hasta ahora sin Friends. Fue y será la piedra angular de las series que siguen el mismo formato y van dirigidas al mismo público. Pero... ¿es realmente graciosa? La respuesta es sí, por supuesto, pero no todo el rato. 
    
    Si somos completamente sinceros con nosotros mismos, hemos de admitir que aunque tenga un mérito increíble estar diez años en antena y pasar a la historia, esta serie cae irremediablemente en lo previsible. Es más, se puede llegar a intuir el final de la serie a partir de la temporada 4. Y eso le quita bastante gracia a muchos episodios. Pero tampoco hay que ser injustos, los creadores y guionistas de Friends saben perfectamente qué botón tocar para engancharte y sorprenderte de vez en cuando.

    Pero si hay algo que destacar es que Friends sabe hacer gags. Tiene la receta perfecta para hacer que un gag funcione y haga reír: probarlo delante de un público en vivo. Se podría estimar que si un chiste o un gag funciona, el 80% del mérito está en el feedback del público. Por eso, si un chiste de guión no calaba bien en ese público o no se entendía o no hacía gracia, se cambiaba en seguida. Se cambiaba hasta que el público por fin estallaba en risas; risas que por supuesto se contagian, aún a día de hoy, a través de la pantalla porque eran risas reales.

Tampoco se podría entender el tremendo éxito de una serie como Modern Family o el éxito más bien moderado de otra serie como Parks and recreation sin la presencia previamente de The Office. Y es que... ¿quién querría ver un falso documental acerca de las vidas y el día a día de los trabajadores de una empresa papelera de Scranton? A priori nadie, pero la serie te da todas las razones para que te enganches y te enamores de ella.

    Si bien es cierto que el episodio piloto es una réplica exacta del episodio piloto de la serie original británica y que la primera temporada (de solo 6 episodios) sigue bastante la línea y el tono de la original, esta versión americana supera en calidad y originalidad a la serie en la que se basa. Pero eso no siempre es suficiente. La primera temporada, personalmente, no la soporto. De hecho, casi nadie la soportó en su momento ni la soporta ahora. De ahí que para la segunda temporada (que se pudo hacer gracias a la inesperada fama de Steve Carell, básicamente) decidieran que iban a crear una serie original y completamente desligada de la versión británica. Y lo consiguieron superando todas las expectativas.

    Comparándola con Friends, The Office parece previsible pero no lo es. Cuando crees que sabes por dónde va a ir la serie, la propia serie te sorprende. Sabes que se viene un giro pero no sabes cuál, y resulta ser uno que ni siquiera podrías haber imaginado. Los guionistas tenían una facilidad pasmosa para abrir y cerrar tramas y hacerlo de manera impecable.

    En cuanto a la gracia que puede tener o no, The Office es una fuente inagotable de humor de calidad. Naturalmente, lo que lo diferencia del humor de otras series similares es el componente de la incomodidad. La incomodidad es la mina de oro de The Office, donde su creador y los guionistas pican sin descanso y siempre con un resultado excelente. Por una parte, ese humor incómodo es muy crítico y muy afilado. Escuece como limón en una herida y pega como otro limón acompañado de tequila. Y por otra parte, es inalterable en el tiempo. Se podría decir que es correctamente incorrecto políticamente.
    Me detengo un momento en esto último. A diferencia de The Big Bang Theory o La que se avecina, The Office pone comportamientos, ideas, acciones y opiniones muy incorrectas política y moralmente no como eje para generar humor, sino como saco de boxeo del humor. Lo expone, lo debate y le da una paliza. Y encima, te ríes.

Personajes

Hasta los noventa, ninguna sitcom había sido protagonizada por jóvenes únicamente. Siempre había un personaje o varios más mayores entre los protagonistas, interpretados por actores conocidos, pues se creía que estos aportaban equilibrio a la serie. Pero Friends rompió con esta creencia poniendo a seis protagonistas veinteañeros y reservando la participación de personajes más mayores para ocasiones puntuales. Un clarísimo ejemplo es el personaje de Richard.

    Pero, entrando en materia, los protagonistas de Friends son unos buenos protagonistas. El protagonismo está genial repartido (a excepción de la pobre Phoebe, que aunque me encante, es un poco "la apartada" de la serie). Cada uno representa un tipo de joven distinto. Hay seis tipos de carácter, seis formas de actuar bajo presión, seis maneras de generar comedia, seis maneras de amar... y, en definitiva, seis vidas distintas que conviven en la serie. 

    Mis personajes favoritos son Chandler (por encima de todo) y Phoebe. Son los más graciosos sin duda, seguidos muy de cerca por Joey. Ambos generan las tramas más graciosas y los mejores gags. Además. sus personalidades son las más fuertes (pese a que Phoebe cambie radicalmente de la primera a la segunda temporada).
Por parte de The Office, es natural decir que Michael Scott es el mejor personaje y no iría mal encaminado, puesto que está construido con maestría (aunque sea a partir de la segunda temporada), o Pam o Jim (que tampoco me parecen los mejores que digamos, son buenos pero no excelentes), sin embargo, tengo que decir que mi personaje favorito y el que sé que es el mejor es Dwight. Dwight es el personaje mejor construido y el que más recorrido y simpatía tiene. 
    
    Es la serie con el protagonismo más repartido de las dos. Es verdad que recae sobre todo en Michael (temporadas 1-7), Jim, Pam y Dwight. Pero ningún personaje sobra, todos aportan algo a la serie. Y, desde luego, The Office tiene los mejores personajes secundarios que he visto. Kevin, Creed, Stanley, Angela, Robert California... directamente impresionantes.

Calidad interpretativa del reparto

En Friends creo que hay un actor que destaca por encima de los demás por su carisma, gracia y capacidades: Matthew Perry (Chandler Bing). Los aspavientos, los gestos, las voces y las ocurrencias de su personaje las ejecuta de manera envidiable, graciosísima y contagiosa. Pero a mí también me gana la interpretación de Courteney Cox como Monica Geller. Un personaje fascinante interpretado con precisión y genialidad por parte de la actriz. En general, el espectador acaba cogiendo cariño a los personajes y eso es muy difícil de lograr.
    
    Un último apunte importante que quiero destacar tiene que ver con la capacidad interpretativa de Matthew Perry, ya que su personaje se compone sobre todo de improvisación por parte del actor. Y eso lo convierte en el mejor actor de la serie, bajo mi punto de vista.

Pero si hablamos de calidad interpretativa, The Office se lleva la palma. El 90% del reparto está compuesto por actores especializados en improvisación y lo hacen estupendamente bien. La mayoría desconocidos y/o sin más recorrido más allá de esta serie. Dentro del reparto, además, se hallan guionistas y creadores de contenidos; algunos de los cuales sacarían más adelante series como Parks and Recreation o The Good Place, o películas como Un lugar tranquilo.

    A parte de la improvisación, hace falta destacar el trabajo de Steve Carell (Michael Scott) como insuperable, el de Ed Helms (Andy Bernard) como buenísimo, el de Jon Krasinski (Jim Halpert) como inolvidable y el de Rainn Wilson (Dwight Schrute) como inexplicable y espléndido. Pero es que todos los personajes (o casi todos) son brutales. En general, si con Friends te acabas encariñando con los personajes, con The Office acabas queriendo vivir con ellos y trabajar en una empresa papelera.

Un punto de vista más técnico

Friends, técnicamente hablando, es una serie plana, sencilla, normalita y simple. No es para nada arriesgada y tampoco es algo malo. Es, sencillamente, esperable tratándose de una sitcom. Sin más.

En cambio, The Office es excelente técnicamente. La dirección, la puesta en escena, la composición de la imagen, el diseño de producción, el trabajo de arte... todo, todo es increíble. La narrativa de sus planos, escenas y secuencias es funcional, arriesgada, brillante y casi inmersiva. Llegando a hacer de la cámara un personaje más y necesario. Es la ventaja del formato documental.

    En The Office la cámara es un personaje que interactúa con el resto de personajes, escucha sus problemas, ve sus aptitudes, virtudes y errores, los expone, convive con ellos. Es, además, un elemento esencial para que la narrativa sea tan impecable y su gramática sea fácilmente reconocible e inolvidable. Pero lo más importante de la presencia de la cámara en esta serie es que ésta representa a los espectadores, nos representa a nosotros. La cámara nos hace convivir de manera cercana todo lo que ocurre en esa oficina (y fuera de ella). La cámara nos convierte en testigos de todo con sus movimientos, zooms y enfoques. La cámara es nosotros y con eso la serie nos quiere decir que nosotros somos importantes para la serie.
(este vídeo puede contener spoilers)

La decadencia 

Friends, más que una serie que decae con el paso de las temporadas, es una serie de picos. Tiene picos altos en los que es un diamante de la comedia y otros bajos en los que se hace insufrible y previsible. No obstante, tiene un final acorde al tono y a la evolución tanto de los personajes como de las tramas a lo largo de los diez años que duró la serie. Es un final bonito y justo consigo mismo.

The Office, por su parte, suele recordarse como un ejemplo de serie que decae y se va al garete tras irse el personaje protagonista (Michael Scott, en la temporada 7). Pero, si bien es cierto que se nota un bajón en cuanto a calidad durante la octava temporada (llena de notable indecisión, falta de concentración y caída en la monotonía), creo sinceramente que esa temporada es la transición, el cambio de tercio de la serie. De ahí que la novena temporada sea excelente (beneficios de saber hacia dónde va un proyecto) y abriese el campo de visión dando mayor protagonismo a los personajes secundarios. Es la temporada en la que se cierran todas las tramas abiertas y los arcos de todos (absolutamente todos) los personajes. Con un final digno de aplauso y lágrima.

Conclusión 

Después de todo lo expuesto, creo que si tuviera que elegir una de estas dos series para ver una y otra vez durante el resto de mi vida elegiría The Office. Creo, firmemente, que es muy superior a Friends ya no solo a nivel técnico, también a nivel argumental, interpretativo y humorístico. 

    Con esto no quiero decir que Friends sea una mala serie, todo lo contrario. Solo que es menos buena que The Office. Friends se quedará para siempre en mi corazón y la recordaré con inmenso cariño (y, por supuesto, me la volveré a ver muchas veces más cuando me dé la pájara), pero The Office directamente me ha enamorado. The Office no es un rollo de unos meses (como podría serlo Friends), es una relación constante, es un compromiso con el humor de calidad.


Dicho esto, espero que quien haya llegado hasta aquí lo haya disfrutado. Y si he logrado hacer que alguien se anime a ver una de estas dos series o las dos pues perfecto. 
Aarón Wong

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