MEJORES PELÍCULAS 2022

2022 ha sido uno de los mejores años para el cine desde 2019. Y mira que el 2021 fue bastante bueno también. Este ha sido un año superior en originalidad y calidad. Cine español brillante, cine de terror acojonante y documentales sobrecogedores. Una locura. Un año en el que personalmente pude ir al Festival de Málaga, al LesGaiCineMad y al Festival de Sitges de manera presencial, y al Atlàntida Film Fest online —todo gracias a Discordia Magazine—.

Hay películas que, como el año pasado ocurrió con Licorice Pizza (Paul Thomas Anderson), La peor persona del mundo (Joachim Trier), Competencia Oficial (Duprat y Cohn) o La abuela (Paco Plaza), no pueden entrar en el top porque aunque sean de este año pasado no se estrenan en España hasta bien entrado el año siguiente. Por ello se quedan fuera cintas como The Fablemans (Steven Spielberg), Decision to Leave (Park Chan-wook), Triangle of Sadness (Ruben Östlund) o The Whale (Darren Aronofsky); que estoy seguro que algunas de estas entrarían en la lista si las hubiera visto.

Está de más que lo diga, pero es una opinión personal, muy personal y personalísima. Dicho esto, comencemos con el último top de lo mejor del año. 

20. La piel en llamas (David Martín Porras)

Este vigésimo puesto ha estado muy, pero que muy reñido. Casi entra Cerdita, casi entra Aftersun. Finalmente me he decidido por esta por la sorpresa que fue para mí. Esta primera película española del director, que adapta una obra del guionista y dramaturgo Guillem Clua, habla de la importancia de la memoria y la culpa tallada en la piel. La cinta es como si un joven Tarantino hiciera un remake de Hard Candy (Slade, 2005) inspirándose en Rashomon (Kurosawa, 1950). La puesta en escena inspirada en grandes referentes exprime la genialidad de los diálogos hasta que no queda nada. Una maravilla que me recuerda a otra película similar en forma y estructura: El sastre de la mafia (Graham Moore). Ambas películas han pasado desapercibidas, pero son realmente estupendas. 

19. Close (Lukas Dhont)

Estrenada en el tiempo de descuento del año, Close es quizá (junto a los puestos 16 y 14) la película más dolorosa de la lista. La manera de su director de enfocar el amor y el duelo en el marco de la infancia es tan hermosa como triste. Los niños protagonistas Eden Dambrine y Gustav De Waele son, no solo la principal razón por la que ver la cinta, sino también dos intérpretes cuyo talento es innegable. La fuerza de sus miradas aisladas y compartidas es capaz de quebrar un corazón desprevenido.  

18.Turning Red (Domee Shi)

Esta es la película de Pixar más arriesgada y "necesaria". La película que todas y todos deberíamos haber visto en la preadolescencia. Con una energía arrolladora, la directora plasma la entrada a la adolescencia de una niña de principios de los 2000. La gran metáfora de la menstruación y la exposición tan nítida de unos vínculos familiares difíciles y unos de amistad realmente poderosos, hacen que esta película crezca más allá de lo visual —que ya de por sí es bueno—. Que, entrando en lo meramente visual, la animación es impecable, y el uso de los colores absorbente. Adorable, sensata y atenta a los detalles, así es Turning Red.

17. You Can Live Forever (Sarah Watts y Mark Slutsky)

Primer largometraje de sus directores, You Can Live Forever es la muestra de que las historias LGTBI que no acaban bien no tienen por qué acabar mal ni ser catastróficas o demoledoras. Un amor imposible en un contexto donde hasta una mirada fuera de lugar es un acto de profundo peligro. Es, por supuesto, una historia sencilla y que probablemente ya hemos visto muchísimas veces, pero no por eso es menos certera en las emociones que provoca. Lo cual me hace también pensar en otra bonita película LGTBI llamada Girl Picture (Alli Haapasalo), y que sí que termina bien. Ambas son películas fantásticas y absolutamente disfrutables por fondo y forma.

16. La maternal (Pilar Palomero)

De una película que se disfruta a otra que se sufre. El segundo filme de la directora española tras la magnífica Las niñas (2020), es una puesta a punto de su talento para contar historias que normalmente nos pasan desapercibidas. El día a día de una niña de 14 años embarazada en un centro de menores es el punto de partida para una historia de lo más dura. El realismo de muchas de sus escenas, junto al uso de actrices no profesionales que cuentan sus historias reales, destrozan anímicamente al público para más tarde darle un aliento de esperanza. Una película en la que se huye del morbo para centrarse en lo estrictamente emocional y esencial. Mención especial a Carla Quilez, cuya interpretación es excepcional.

15. Crimes of the Future (David Cronenberg)

La anterior no, pero esta usa ese morbo para contar algo completamente distinto. La nueva cinta del maestro y filósofo de la nueva carne David Cronenberg nos habla de un futuro no muy lejano en el que el ser humano se ha convertido en el recipiente de nuevos órganos y el cuerpo en museo del nuevo arte y, por lo tanto, de la nueva percepción sexual. La frase promocional de la cinta resume a la perfección su esencia: "La cirugía es el nuevo sexo". Un más que estupendo reparto liderado por Viggo Mortensen, Léa Seydoux y Christen Stewart ponen la guinda a una cinta tan grotesca como reflexiva. Como escribí en Discordia Magazine: "Un estupendo thriller psico-artístico, cyberbunk, erótico-quirúrgico que nos habla de la deshumanización, de la insensibilización física y emocional de la sociedad".

14. Vortex (Gaspar Noé)

Y de una con un poco de morbosidad a otra donde el morbo es solo mantener la vista puesta en la realidad. El sexto largometraje del controversial director franco-argentino resulta ser junto a títulos como Climax (2018) o Irreversible (2002) de lo mejor que ha hecho. Esta cinta que se acerca al documental de lo realista que es, resulta la más personal de todas las del realizador. Sin caer en el melodrama retrata la vejez, la demencia y el duelo de una forma cruel y decadente. Alejado de lo que nos ha entregado anteriormente, con un montaje a pantalla partida y unas interpretaciones sin iguales de Dario Argento y Françoise Lebrun. Un viaje interesante y nihilista al centro de Noé.

13. Casa Susanna (Sébastien Lifshitz)

Este emotivo documental cuenta cómo en los años 50 y 60, en lo más profundo de la campiña estadounidense, una pequeña casa de madera con un granero detrás fue el hogar de la primera red clandestina de travestis. Con una construcción narrativa magnífica y una sensibilidad sobresaliente, es capaz de arrebatarle el corazón a cualquiera que se disponga a verlo. Las vidas de quienes se atrevieron primero a ser auténticas, de quienes sufrieron allanando el camino a la presente generación, pero que al mismo tiempo crearon su lugar en un mundo que parecía no ser para ellas. Una preciosidad.

12. Pinocho de Guillermo del Toro (Guillermo del Toro y Mark Gustafson)

Unas semanas ha bastado para que todo el mundo se haya dado cuenta que esta versión de la clásica historia de Pinocho es la mejor, la más fiel y la más hermosa. Guillermo del Toro lleva años sacando este proyecto adelante y, por supuesto, su enorme pasión se ve inevitablemente reflejada en el resultado final. Su aliado en la realización es Gustafson, un hombre ya dotado en el arte del stop motion. Un stop motion que es acojonantemente fluido, tanto que casi parece animación en 3D. Los primeros minutos la cinta ya te devastan, pero es que con el desarrollo absoluto del filme y ese hermoso y tristísimo final, termina de destrozarte y enamorarte perdidamente. 

11. Unicorn Wars (Alberto Vázquez)

Después de la densa y melancólica Psiconautas (2015), Alberto Vázquez dibuja una historia más compleja e impresionante. Este drama bélico influidísimo por el Apocalypse Now de Coppola (1979) habla de forma cruel y despiadada de temas tan complejos como la religión, el fanatismo, la guerra, el odio y el miedo. Sin importar que se caiga en lo obsceno o lo vulgar, yendo por el camino de la comedia, la ternura y el drama. Ya sea como reflexión o como exposición, no cabe duda de que estamos frente a una extraordinaria obra de la animación; de lo mejor de lo que llevamos de siglo.

10. Fumer fait tousser (Quentin Dupieux) 

El inteligentísimo e irreverente director francés nos ha regalado este año dos películas, y esta es sin duda una obra maestra de la comedia absurda. Una brillante parodia al cine de superhéroes tan rentable de hoy en día. Una parodia que en lugar de reírse de este subgénero cinematográfico, usa sus elementos más comunes en sus primeros minutos para luego dar lugar a una especie de consecución de historias cortas contadas en un descanso de nuestros héroes: La Fuerza Tabaquil. Cutre y exagerada, logra ser la mejor cinta de superhéroes del año. Como si los Guardianes de la Galaxia cuidaran de tus pulmones a las órdenes de un Nick Fury que es una rata de peluche babeante.

9. Cinco lobitos (Alauda Ruiz de Azúa)

Este drama familiar sencillo y hermoso es el pistoletazo de salida en la carrera de su directora. Cinco lobitos es el diálogo perfecto entre tres generaciones de mujeres pertenecientes a una misma familia. Personalmente, la película me rompe por todos los costados posibles. Me deja seco de llorar. Su reparto, liderado por Laia Costa y Susi Sánchez, brilla por su calidad. La cinta nos habla de las inseguridades desde las inseguridades, del temor desde el temor y de los conflictos familiares desde esos conflictos. De alta intensidad emocional, Cinco lobitos prefiere priorizar la cotidianidad a la espectacularidad; ir de cara con la cara lavada. Y se agradece.

8. (Ti West)

El previsor Ti West (La casa del diablo, 2009) da comienzo a su trilogía de terror formada por X (2022), Pearl (2022) y MaXXXine (2023) con esta primera parte tan delirante. Un sangriento peliculón que pone en marcha una maquinaria de muerte e inquietud que esperemos que se mantenga largo tiempo. Con una maravillosa Jenna Ortega y una más que sobresaliente Mia Goth, X perfila una forma más pausada, profunda y divertida manera de entender el miedo. Es un baile erótico al rededor de una fogata de gore y mal rollo setentero que tiene reminiscencias de La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974). Porno, slasher y vejez al más puro estilo exploitation. Su precuela Pearl, alabada hasta por el propio Scorsese, está al nivel de esta, pero sin ser tan visceral, sino más psicológica. 

7. Heartbeast (Aino Suni)

Heartbeast probablemente destaque en un puesto tan alto dada la poca relevancia que está teniendo. Aún así, yo no puedo evitar defenderla por encima de todo, por la cantidad de sentimientos que se han agolpado en mi interior al verla y por lo mucho que la he disfrutado. Aino Suni, con esta ópera prima, se revela como una especie de Carlos Vermut en lo técnico de su cine. Demuestra que con solo tres planos se puede resolver una escena compleja. Rap, baile, modelaje, amor, toxicidad, drogas y juventud. Todo ello se apila en una historia común cuya virtud reside en la mirada. Una mirada inquietante que promete dar mucho más de sí. Un retrato más sobre la obsesión, pero un retrato genial.

6. Tár (Todd Field)

Es increíble que una película que empieza con los créditos finales en orden inverso y un larguísimo diálogo sobre música clásica, sea totalmente hipnótica. La impecable puesta en escena de su director va cambiando de tono y a la vez se mantiene en su esencia para dejar brillar a lo realmente importante de la cinta: Cate Blanchett. Blanchett está extraordinaria, probablemente la mejor actuación del año. Un papel y un guion hecho a su medida como un traje de marca. Una cinta que se toma su tiempo, que nunca baja ni acelera de más el ritmo y que por bella que sea no deja de ser alarmante e incómoda. Colosal.

5. Everything Everywhere All At Once (Daniel Scheinert y Daniel Kwan)

Es ya una realidad que Todo a la vez en todas partes es la película del año. Y es que lo que a priori podría parecer una peli palomitera bastante olvidable, es realmente la mejor película sobre multiversos que se ha hecho nunca. Producida por los hermanos Russo (Vengadores: Endgame, 2019), dirigida por los Daniels (Swiss Army Man, 2016) y distribuida por el rey Midas del cine A24. Una cinta de acción, con un humor absurdo y épica a más no poder, esconde en su interior una cuidada exposición de la maternidad, los cuidados y el amor en familia. Esta mezcla —que pensada puede caer en la descompensación— en realidad destaca por lo equilibrado de su resultado final. La narrativa audiovisual con la que los Daniels escriben en nuestros ojos la historia es tan desquiciada como bella. Una rara avis que se recordará en la historia del cine. 

4. Alcarràs (Carla Simón)

Tras sorprender con Verano 1993 (2017), Carla Simón nos entrega una de las mejores películas del cine español de todos los tiempos. Una película que si bien puede servir como protesta, en ella también confluyen la infancia, la adultez y la vejez dentro de una misma familia. Todo redactado con una gramática fílmica prácticamente perfecta. El estilo de Carla es tan naturalista que se acerca al documental y le da una toque de cruda verosimilitud a su ficción tan bien construida. Nos recuerda a veces al Dogma 95, pero sin tocarlo. Y mientras, en lo temático se acerca a Hirokazu Koreeda o a Yasujirō Ozu. La cámara en mano y la preferencia por planos secuencia largos solo agrandan su contundente mensaje, a la vez que sirven como descripción pictórica de un espacio, una gente y un tiempo. 

3. Mantícora (Carlos Vermut)

La frase usada para Alcarràs de "una de las mejores películas del cine español de todos los tiempos" también sirve aquí. Carlos Vermut, después de hacerse memorable con cintas como Diamond Flash (2011) o la enorme Magical Girl (2014), consigue hacerse inolvidable con Mantícora. Un aséptico y perturbador relato sobre un monstruo que sabe que lo es y quiere dejar de serlo. Este filme es un paseo por el lado más oscuro y sórdido del ser humano. Técnicamente concisa y libre de adornos, y con unas interpretaciones tan peculiares como sobresalientes por parte de Nacho Sánchez y Zoe Stein. Una de esas películas que generan debate, que no parece posible que alguien las piense, que deja poso y que desarma sin espectacularidades. Qué barbaridad.

2. Ego (Hannah Bergholm)

Ópera prima de una directora finlandesa con larga trayectoria en cortometrajes. Ego —también llamada Hatching— es un escalofriante y bello thriller psicológico de fantasía. La directora condensa de manera estupenda la información y se la entrega al espectador sin miedo a que se le adelante, puesto que lo importante es el tratamiento de esta información, cómo se gestiona esta entre los personajes y los acontecimientos. Sensible, abrumadora y profunda película que es una muestra de que el cine tiene corazón hasta cuando se viste de horror. Es, pues, un terrorífico cuento sobre dejar la infancia atrás, las relaciones maternofiliales, salirse de la norma y la infelicidad. Me recuerda mucho a Resurrection (Andrew Semans) en la forma que tiene de mezclar los elementos reales con la fantasía o la ciencia-ficción. Otra peli que habla el mismo lenguaje que Ego, pero tirando más por la senda del gore. Ambas, magníficas.

1. As Bestas (Rodrigo Sorogoyen)

Sorogoyen vuelve a la grandilocuencia que demostró en El reino (2018), con un guion escrito entre él y la gran Isabel Peña y una composición y puesta en escena absolutamente impactantes. Sorogoyen se muestra —como dije más o menos en Discordia Magazine— como artista y obrero a la vez, pues aprieta los tornillos de su maquinaria dramática para conseguir una construcción tan poliédrica como fulminante. Ya lo digo tanto en Alcarràs como en Mantícora, pero esta también es "una de las mejores películas del cine español de todos los tiempos". Porque desmenuza al espectador cuando este penetra en su cinta en lugar de dárselo todo mascado. Nadie sale de esta película igual que entra. Denis Ménochet, Luis Zahera y Marina Foïs revientan la pantalla con su enorme talento. Y es por todo esto que, para mí, As Bestas se convierte en la mejor película del año. Sensacional.

Otras películas buenísimas de este año y que casi entran en mi lista son: Cerdita (Carlota Pereda), Resurrection (Andrew Semans), Sintiéndolo mucho (Fernando León de Aranoa), Nope (Jordan Peele), The Northman (Robert Eggers), The Batman (Matt Reeves), Blue Jean (Georgia Oakley), Bullet Train (David Leitch), Deadstream (Joseph y Alice Winter), Elvis (Baz Luhrmann), Stutz (Jonah Hill), Aftersun (Charlotte Wells), Lobo e cão (Cláudia Varejão), Jerk (Gisèle Vienne) y Fire of Love (Sara Dosa).

Mi paso por el Festival de Málaga (día 1, día 2, día 3 y día 4)

Mi paso por el LesGaiCineMad (aquí)

Mi paso por el Atlàntida Film Fest (aquí)

Mi paso por el Festival de Sitges (aquí)

Mi entrevista a Gaspar Noé por Vortex (aquí)

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